Decir sin decir

Javier Estévez

[Img #6052]Hoy no tengo ganas de nada. Hoy, como dijo el poeta, estoy para penas solamente. Hoy no quiero hablar. Ni leer. Simplemente estoy. Nadie me ve. Me tiendo en la cama, pero no quiero dormir. Cierro los ojos y pienso en esta desgana, en este vacío que siento. Escucho el rugido de mi cabeza que aleja el silencio que tanto anhelo.

 

Por la ventana se cuela la voz de una radio. Hablan de Palestina. El futuro de Gaza. ¿Qué es para ustedes la paz?, preguntan. A pesar de la lejanía, me siento interpelado. Apago mentalmente la radio. Me sumerjo en mis pensamientos. Sigo el hilo de lo que pienso, que no tiene forma ni tiempo ni, quizás, está hecho para decirse.

 

La paz, me digo, es una bicicleta que cruza el verano. Es el sol que acaricia tu rostro cuando lo miras con los ojos cerrados. Es un día sin dolor. La canción que a todos gusta. El jardín que crece en la grieta inesperada. La cotidianeidad que vuelve a ser posible. El pan compartido en la mesa que antes fue trinchera. La geografía sin refugios. La esperanza en nosotros mismos.

 

El abrazo que pide perdón. El tiempo que podemos perder. La contemplación de un árbol solitario. Aquel poema que leía una y otra vez. El olvido que no es traición, sino descanso. La fotografía que por fin puede colgarse en la pared sin llorar al mirarla. El silencio de una noche estrellada.

 

La frontera que se convierte en horizonte. Las risas de los niños que revolotean en el aire. La cicatriz que ahora es mapa. La llamada que al fin tiene respuesta. La sombra que duerme en la pradera. El respirar de las montañas. El trueno, el aire, el agua. La lluvia que todo lo purifica. El tren inalcanzable que atraviesa el paisaje. Este cielo de otoño tan lleno de altocúmulos y cirroestratos.

 

La mano extendida que no teme ser tomada. El adagietto de la Quinta Sinfonía de Mahler. El fuego que calienta y ya no quema. La honestidad. El mar una tarde cualquiera. La jacaranda en flor. El viaje de regreso. Mi casa. Mis libros. El recuerdo de mis padres. Olga. Bruno.

 

Todo esto es la paz: poder nombrar lo que amamos sin miedo a perderlo.

 

Javier Estévez

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