LA BRISA DE LA BAHÍA (254). La ola gigante

La ola gigante que surca el mar Tirreno, con su oleaje mayormente adverso, es directamente proporcional a la mentira de algunos políticos que, además de comportarse como humanos y corrientes personas que anidan esporádicamente en sus poltronas, ejercen como tales y que sin titulitis aguda que llevarse a la boca no saben vivir. O eso aparentan.

La mentira no sabe de partidos, solo de comportamientos humanos desagradables que, desde el poder, intentan mantener por encima de todo y de todos. Mientras que el resto de los mortales nos comportamos debida y razonadamente, nuestros dirigentes tratan de aparentar lo que no son: una actitud como otra cualquiera. La titulitis que nos invade en los últimos tiempos resulta un problema grave. Ergo, sin un título que echarse a la boca, o un máster obtenido en chiringuitos privados que solo sirven para presumir o dar clases en países pequeños venidos a menos, no pueden estar en el mundo tan competitivo como el de hoy, donde casi todo se arregla con un título concedido por no se sabe quién. De la misma manera que quienes tienen que controlar la verdad no lo hacen, los políticos, sabedores de su poder interino, dejan en manos del engaño la realidad escondida.

La ola gigante atrapa en la marea a cualquiera, aunque sepa surfear o nadar, y no solo devuelve muertos vivientes, sino que, además, sostiene que el engaño apenas tiene recorrido y que tarde o temprano todo se sabrá y pondrá colorado a algún dirigente. Pocos, la verdad. Es tanto el ego acumulado que intentan justificar lo injustificable: no se puede ni se debe engañar; eso debería ser lo normal para todos. Sin embargo, nunca es así.

¡¡Sinvergüenzas!!

Juan FERRERA GIL