
En política, como en la vida, los hechos pesan más que las palabras. Y los hechos nos demuestran que cuando el actual alcalde tuvo en sus manos las herramientas legales para frenar definitivamente la planta de biogás en La Atalaya, no solo no las utilizó, sino que actuó en sentido completamente contrario a lo que ahora predica desde la tribuna del pleno.
Siete oportunidades, múltiples desaciertos
La Federación Zamora en Pie ha documentado meticulosamente las siete vías legales que cualquier ayuntamiento tiene a su disposición para impedir la instalación de estas controvertidas plantas industriales. Un análisis que demuestra, negro sobre blanco, cómo se han ido perdiendo oportunidades de oro para proteger nuestro territorio.
La primera vía legal perdida la tuvo en sus manos el grupo de gobierno anterior: la emisión de un informe desfavorable de compatibilidad urbanística. Cuando el uso propuesto no se ajusta a la normativa vigente, el ayuntamiento puede y debe emitir un informe desfavorable por motivos medioambientales, contaminación de aguas, problemas de acceso, protección agroambiental o PROXIMIDAD A LAS VIVIENDAS. Una oportunidad que se esfumó con el grupo de gobierno precedente.
La segunda oportunidad es negar la declaración de interés público o utilidad social. ¿Qué ha hecho el actual grupo de gobierno? Exactamente lo contrario: solicitar esta declaración al Cabildo de Gran Canaria, allanando el camino al proyecto al mismo tiempo que ahora, y esto es lo más sorprendente, dice quiere combatir.
La tercera vía, presentar alegaciones en los procedimientos de evaluación ambiental señalando incompatibilidades urbanísticas, impactos negativos o falta de interés público, también se desaprovechó cuando el consistorio emitió un informe favorable al proyecto.
Las contradicciones del discurso oficial
¿Cómo puede el alcalde pedirnos confianza en sus palabras cuando sus actos han sido sistemáticamente favorables al proyecto que ahora dice rechazar? ¿Cómo pretende que creamos en su oposición cuando ha tenido múltiples oportunidades de demostrarlo y lo que ha hecho es apoyarla?
Las vías cuarta, quinta y sexta todavía están disponibles: la suspensión temporal de licencias urbanísticas (que permite frenar proyectos durante un año prorrogable) mientras se tramitan modificaciones normativas; la modificación de la normativa urbanística o PGOU para restringir usos, y el establecimiento de limitaciones mediante ordenanzas municipales (como por ejemplo, límites de tonelaje que impedirían el tránsito de camiones pesados). Esperemos que se aproveche alguna de ellas para impedir que la planta salga hacia adelante.
En cuanto a la séptima vía, la iniciativa popular ciudadana, ya se activó a través de la Plataforma, que solicitó un pleno extraordinario que gracias al apoyo de los grupos de oposición se celebró a principios de agosto. Un pleno que se convocó no por la voluntad del grupo de gobierno, sino por la presión ciudadana y el respaldo de los grupos ahora en la oposición.
El mérito será siempre ciudadano
Si finalmente esta planta no se construye, será gracias a la perseverancia de los vecinos de La Atalaya, al apoyo incondicional de la ciudadanía de Guía, de Gáldar, de los ciudadanos de otros municipios solidarios, y a la presión constante de quienes no se conforman con promesas vacías. Nunca será mérito de quien, en el mejor de los casos, no supo ver los peligros de este proyecto y lo apoyó sin fisuras.
La democracia no se construye solo con palabras bonitas en el pleno, ni con golpes de pecho, sino con decisiones coherentes y valientes cuando realmente importan. Y los hechos demuestran que cuando este grupo de gobierno tuvo la oportunidad de demostrar su oposición real al proyecto, eligió el camino contrario. Si ahora están realmente en contra de la planta ha sido por la presión que los vecinos y vecinas hemos ejercido sobre la corporación. Pretender colgarse una medalla cuando han sido otros los que te han obligado a entrar en razón se puede calificar, como poco de oportunismo político.
Una lección de coherencia política
La plataforma Stop Planta de Biogás en La Atalaya tiene todo el derecho del mundo a desconfiar de quien ha tenido, como acabamos de explicar, múltiples oportunidades de actuar y ha elegido sistemáticamente el camino equivocado. No son "manías", como despectivamente se les achaca, sino la legítima desconfianza hacia quien dice una cosa y hace la contraria.
La ciudadanía merece representantes que actúen con coherencia entre lo que dicen y lo que hacen, especialmente cuando está en juego la salud, el medio ambiente y la calidad de vida de nuestros pueblos. Las siete vías legales identificadas por Stop Biogás Zamora no son un manual técnico, sino una hoja de ruta que evidencia cuántas oportunidades se han perdido por acción u omisión.
Si queremos políticos creíbles, empecemos por exigir coherencia entre sus palabras y sus actos. Mientras esa coherencia no llegue, la desconfianza ciudadana estará más que justificada.
La lucha por La Atalaya continúa, y su resultado dependerá de la movilización ciudadana, no de las promesas de última hora de quienes tuvieron su oportunidad y la desaprovecharon.
Fuente: Documentación elaborada por Stop Biogás Zamora (Federación Zamora en Pie), disponible en: https://stopganaderiaindustrial.org
Cosme Vega
Portavoz de la Plataforma STOP Planta de Biogás en La Atalaya
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