
Criar no es un ring de boxeo.
Pero lo tenemos muy, muy arraigado. Creemos que con nuestros hijos debemos dejar claro quién manda, quién tiene la última palabra.
Hemos interiorizado que, como padres, lo que nosotros decimos va a misa. Aquí no hay discusión, no se cede, no se empatiza, y por supuesto...no se reconocen errores, no sea que vayamos a perder autoridad delante de ellos.
Nos tomamos la crianza como si fuera una lucha entre nuestro hijo y nosotros. Si no gano yo, gana él. Si no le demuestro que yo tengo la razón, se creerá que la tiene él...y entonces…
¿Entonces qué?
Esto no es un uno contra uno, no hay que estar continuamente haciendo un pulso y midiendo fuerzas.
“Recoge ya los juguetes”
“¡No quiero!”
“Pues los recoges porque lo digo yo”
Porque no creo que esperes como respuesta un...”Voy mamá, me encanta que me lo digas así de seria y enfadada… En cuanto acabe aquí me pongo a recoger sin rechistar...”
Sabemos que no va a ocurrir así.
Tú quieres que obedezca. Él quiere demostrar que también puede decidir.
Y entran en una lucha de poder absurda, que solo lleva a tensar la relación y a que empiecen el día con el pie izquierdo.
El problema es que cuando “ganas” así, en realidad los dos pierden.
Tu hijo obedece desde el miedo (o por cansancio de escucharte), no desde la cooperación.
Y la relación se resiente.
Tenemos que cambiar el chip, estamos en el mismo barco. No hay unos contra otros. Todos remamos en la misma dirección.
Tú necesitas que tu hijo recoja ahora la habitación, pero también necesitas que aprenda a cooperar, a responsabilizarse de sus cosas, a ser autónomo… Y eso no se consigue con gritos ni órdenes ni intentando ganarle.
En Disciplina Positiva hablamos de otra cosa: ganarse al niño.
La diferencia es clara:
-
Cuando le quieres ganar, buscas que haga lo que tú dices.
-
Cuando te lo ganas, buscas conexión, respeto mutuo y que él coopere porque se siente parte de la solución.
“Es la hora de recoger tu habitación. ¿Prefieres recoger conmigo o quieres hacerlo tú solo y luego me enseñas cómo quedó?”.
“Vamos a salir y hace frío...¿Qué vas a coger de abrigo?”
La psicología adleriana lo resume muy bien:
Los niños se portan mejor cuando se sienten mejor.
Y para eso necesitan comprensión, respeto y aliento.
Si no partimos de esa base, es muy fácil caer en la orden y la manipulación.
Te propongo algo:
Esta semana observa si tu reacción busca ganarle o ganártelo.
Si notas que vas directo a la lucha de poder, para un momento y cambia la estrategia.
Porque en la crianza no se trata de que alguien gane o pierda… sino de entender que estamos todos en el mismo barco.
Haridian Suárez
Trabajadora social y Educadora de Disciplina Positiva (@criarconemocion)
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