Frente a la iglesia, las calles se convirtieron en un auténtico escenario, los grupos folclóricos hicieron bailar al público con guitarras, timples, chácaras y tambores, mientras las voces se alzaban con isas, folías y malagueñas que erizan la piel.

 

Las carretas, adornadas con frutos del campo y guiadas con orgullo, desfilaron entre aplausos y vítores. Y en cada parada, el folclore se hacía protagonista, bailadores girando con sus trajes típicos, niños y mayores disfrutando juntos, y ese bullicio alegre que nos envuelve como un abrazo colectivo.

 

La plaza, los balcones, las esquinas… todo se llenó de color, ritmo y tradición compartida. Porque la Romería de

 

Las Marías no se mira desde fuera, se vive desde dentro, se canta, se baila y se celebra con el alma.

 

Guía se vistió de fiesta y nosotros con ella, recordando que las tradiciones están más vivas que nunca cuando un pueblo entero las hace suyas.

 

Aquí les dejo este segundo vídeo, para que revivan conmigo la alegría y el sabor popular de Las Marías.

 

¡Que viva Guía y que vivan Las Marías!