
La farola y su sombra nos vienen a decir que la existencia vale la pena.
No solo porque la vieja fachada se convierte en un espejo, sino porque su imponente presencia no pasa desapercibida para el que mira detenidamente. La imagen de este PHOTOTEX se sitúa enfrente mismo de la iglesia de Arucas, donde la tradición se renueva cada año que surge en el horizonte.
Constituye, por sí misma, toda una lección que estamos dispuestos a aprender, donde los dibujos del sol no solo anuncian nuevas perspectivas, sino que las recientes posibilidades se ofrecen libremente. Más que nada para que cada uno interprete lo que quiera. Como deber y siempre ha sido.
Juan FERRERA GIL
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