Esos locos bajitos

Hoy me he levantado, no sé bien por qué, con la canción de Serrat, sonando en mi cabeza desde muy temprano, y en un momento dado la busqué entre mis discos para escucharla más detenidamente. Debo reconocer que mi admiración y respeto por el artista va en aumento al constatar el talento y sabiduría que demuestra poseer, con la creación e interpretación de tan buenas canciones como la que nos ocupa y de la que destaco lo siguiente: “ A menudo los hijos se nos parecen, así nos dan la primera satisfacción. Esos que se menean con nuestros gestos. Esos locos bajitos que se incorporan con los ojos abiertos de par en par. Cargan con nuestros dioses y nuestro idioma, nuestros rencores y nuestro porvenir y a los que por su bien hay que domesticar. Nos empeñamos en dirigir sus vidas sin saber el oficio y sin vocación. Nada ni nadie puede impedir que sufran, que las agujas avancen en el reloj, que decidan por ellos, que se equivoquen, que crezcan y que un día nos digan adiós”

Los locos bajitos que hay en mi vida, ya no están tan locos, y alguno mide más de uno ochenta. Y ahí los vemos con nuestros gestos, nuestra impronta y nuestro parecido físico, levantando el castillo de sus vidas, luchando por mantener la autonomía recién conseguida y cargando con los amores, desamores, planes fallidos y frustraciones que les han salido en el camino; luchando para no caerse, y cuando ha ocurrido, se han vuelto a levantar sin dejarse vencer por el desánimo o el derrotismo. Ante esto, no puedo evitar pensar , al ver la habilidad con la que se han manejado, que algo hemos hecho bien. En este punto, y por un breve momento me dejo llevar por el orgullo sano y satisfacción que experimento al ser consciente de esta realidad. Además, debo resaltar que no puedo evitar pensar que mi relevo ya está aquí, que son ellos, y que el camino que llevo andado es ya bastante largo, y aunque todavía queda un buen trecho hasta alcanzar y doblar la otra esquina, ellos son los que seguirán cuando me haya marchado. Ellos serán los que me recordarán y nombrarán, y al hacerlo, de alguna manera, seguiré aquí. Y no quiero concluir sin antes expresar, que para mí no puede haber relevo más digno y mejor que el que sin duda, me regalarán MIS LOCOS BAJITOS.

Carmen María Ferrera Gil