El Pasadizo. Juan FERRERA GIL“Una de las primeras medidas que implantaron las nuevas autoridades municipales fue suprimir los bancos donde los mayores, y algunos jóvenes, del lugar se sentaban a ver transcurrir el día.
Como no deseaban testigos involuntarios y eternamente descontentos con la política local, hicieron desaparecer los asientos del preciado sitio con el deseo de alcanzar la nueva identidad del grupo de gobierno. Así que ya nadie transitaba por el lugar, solo los más atrevidos y aquellos que desconocían las nuevas normas y maneras: los turistas que nunca dejaron de visitarnos. El silencio se apoderó de la Plaza y el viejo Mercado Municipal siguió durmiendo sempiternamente: otra especie de tortura colectiva.
Como ellos deseaban eternizarse en el poder por encima de todo, ni siquiera tuvieron tiempo de cargarse la democracia, porque a los cuatro años justos fueron desalojados por los votos: un nuevo alcalde con un grupo de vecinos se hizo con el poder libremente expresado.
Para cuando el nuevo edil comenzó a ejercer, el pasadizo había pasado a mejor vida. Lo mismo ocurrió con aquellos que pretendieron un imposible: tumbar a la Democracia.”
Juan FERRERA GIL





























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