
Cada 31 de octubre y 1 de noviembre, el velo entre el mundo visible y el invisible parece hacerse más fino. Las calles se llenan de disfraces, luces naranjas y risas que invocan al Halloween moderno… pero detrás de esa celebración hay una sabiduría ancestral que, en Canarias, tiene su propio nombre y corazón: la Noche de los Finaos.
En la Escuela Holística Salvador Suárez, nos gusta recordar que toda tradición —sea celta, mexicana o canaria— habla, en esencia, del mismo misterio: la continuidad de la vida más allá de la materia, el amor que no muere y la necesidad humana de mantener el lazo con quienes ya partieron. Pero vamos por partes…
Halloween: el eco de Samhain
Halloween tiene sus raíces en el antiguo Samhain celta, una festividad que marcaba el final de la cosecha y el comienzo del invierno, tiempo de introspección y recogimiento.
Era una noche en la que se creía que las almas cruzaban libremente entre mundos, y las luces de las calabazas simbolizaban la guía y protección frente a los espíritus errantes.
Hoy, esa tradición se disfraza de diversión, pero sigue recordándonos —aunque sea de forma inconsciente— que la oscuridad también forma parte del ciclo natural y que la muerte no es un final, sino una transformación.
Día de Muertos: celebrar la memoria con vida
En México, el Día de los Muertos se convierte en una fiesta llena de colores, flores de cempasúchil y altares que celebran la presencia eterna de los seres queridos.
Es un acto de amor y gratitud: poner fotos, pan de muerto, velas y objetos significativos es una manera de mantener viva la conexión del alma.
Desde la mirada holística, ese gesto es profundamente sanador: honrar a los ancestros es reconocer la raíz de la que nacemos.
La Noche de los Finaos: una tradición que sigue viva
En Canarias, nuestros abuelos y abuelas encendían las brasas y compartían frutos secos, castañas, vino y recuerdos.
Los “finaos” (los difuntos) eran nombrados con cariño mientras se contaban anécdotas, se reía y se mantenía viva su memoria.
No era una noche de miedo, sino de reencuentro y gratitud, de comunidad, familia y espiritualidad cotidiana.
Era, y sigue siendo, una oportunidad para mirar a los ojos al misterio de la muerte desde la vida, sin temor.
Una mirada holística: del miedo al amor
En la Escuela Holística Salvador Suárez creemos que la muerte es un tránsito de conciencia.
El alma no desaparece: cambia de forma, de frecuencia, de dimensión.
Cuando iluminamos una vela por un ser querido, estamos recordándole —y recordándonos— que seguimos unidos más allá del tiempo.
Cada oración, pensamiento o gesto amoroso se convierte en energía viva que viaja entre mundos.
Por eso, te invitamos este año a vivir estas fechas desde la consciencia:
• Prepara un pequeño altar con una vela y una foto de tus seres queridos.
• Agradece lo aprendido de cada uno.
• Deja que el fuego, el aroma y el silencio te conecten con tu esencia.
No importa si celebras Halloween, el Día de Muertos o los Finaos… lo importante es recordar que todas las tradiciones nos conducen al mismo lugar: el corazón.
“La muerte no es el final. Es la puerta hacia otra forma de vida.”
Salvador Suárez






























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