Gentes e historia

Financiación de las primeras escuelas de Gáldar

Desigualdad de recursos y discriminación salarial marcaron la educación primaria en Gáldar durante el siglo XIX, afectando especialmente a las maestras y a la dotación de las escuelas para niñas.

Domingo Oliva Tacoronte Sábado, 25 de Octubre de 2025 Tiempo de lectura:

Hasta 1900 la gestión de las escuelas de primeras letras correspondía a los ayuntamientos que disponían de escasos ingresos, lo cual se traducía en desigualdades y precariedad. Además, estaba la diferencia entre la enseñanza de niños y la de niñas. Gáldar no constituyó una excepción.

 

Hermana Marica,

mañana, que es fiesta,

no irás tú a la amiga, 

ni yo iré a la escuela.

Góngora.

 

“Pasa más hambre que un maestro escuela”, dicho que aún se refiere y que fue una verdad como un templo durante siglos.

 

Las escuelas de primeras letras estuvieron administradas por los ayuntamientos, tanto reales como constitucionales, que, para sufragar sus gastos, disponían solamente del producto de los bienes de propios, por lo que los sueldos fueron exiguos y sujetos a recurrentes retrasos.

 

En el caso de Gáldar se contó preferentemente con los arriendos de Pico Viento, de donde también se obtenían réditos para las escuelas de Agaete y de Guía, pues hasta comienzos del siglo XIX todos los bienes de propios pertenecían al ayuntamiento único de la isla con sede en Las Palmas. Con el establecimiento de los ayuntamientos constitucionales, el de Gáldar en 1820, los diferentes bienes se fueron adscribiendo a una u otra jurisdicción atendiendo a cuestiones históricas y geográficas. No obstante, hasta avanzado el siglo XIX, se mantuvieron estos arriendos en beneficio de las escuelas de esos dos pueblos limítrofes. Además, el de Gáldar contó con el auxilio de la Cuarta de Agua y, ocasionalmente, con las rentas obtenidas del arriendo de las “suertes novales” de Amagro, en “el Cardonal de Botija”.

 

A veces, para completar la renta asignada, se había de recurrir a las aportaciones de los “padres pudientes”. No obstante, o precisamente por ello, son continuas las reclamaciones, más bien peticiones, por parte de los maestros en el sentido de que se les libre parte de lo adeudado, con expresiones que no admiten duda alguna acerca de la situación: 

 

En 1835, el maestro pide se le dé “alguna remesa a cuenta de su renta” 

En 1876, la maestra solicita se le pague parte de los atrasos pues “no tengo otros recursos para mantenerme pues de mi escaso que por trimestres se me paga nos mantenemos con mucha economía, y he tenido que echar mano á alguna cosa que me quedaba para comprar medicinas y reponer mi salud que estaba algo sentida y no tengo absolutamente nada con que mantenerme”.

 

Maestros de niños y maestras de niñas.

 

Varias son las diferencias entre la enseñanza de los niños y la de las niñas. 

 

Para empezar, la de ellos está en manos de los Maestros de Primeras Letras, y la de ellas en las de la Amiga de niñas, o, simplemente, la Amiga o Amiguita. Además, están los contenidos pedagógicos (“las labores y habilidades propias de su sexo”), la dotación de las aulas, etc. 

 

Nos ocuparemos aquí de lo referido a cuestiones económicas: la diferencia entre los sueldos de los maestros de niños y las maestras de niñas, y los recursos destinados a la dotación de las aulas, siempre favorables a aquellos, señal inequívoca de su mayor importancia y valoración institucional y social. Veamos algunos ejemplos.

 

El primero de dichos ejemplos tiene que ver con la preferencia en la creación de escuelas para niños o niñas y su dotación. Desde la legislación estatal se establece que en cualquier caso se ha de crear la escuela de niños, y después, si es posible, la de niñas. Gáldar no fue una excepción, como tampoco  en la mejor dotación de las aulas.

 

El 12 de septiembre de 1846 la comisión de escuelas en un oficio “manifiesta la necesidad de proporcionar otro local para dar la Escuela de niñas, puesto que el que está en el dia es insano y muy perjudicial por lo reducido, caluroso y poco vintilado”.

El 30 de diciembre de 1848, después de ver el informe de la Comisión local de instrucción primaria realizado tras la visita a las escuelas, se observó que en la de niños es preciso renovar las muestras reemplazándolas “con las nuevamente mandadas á adoptar”, al igual que en la de niñas, y a esta, además, hay que dotarla de pautas y bancos para la mesa de escribir, que hasta entonces tienen las niñas que traer y llevar de la de niños. Se acuerda comprar pautas y bancos; en cuanto a las muestras, se comprarán nuevas para la escuela de niños y las de esta pasarán a la de niñas”.

 

Y el segundo ejemplo, con la discriminación económica entre maestros y maestras. 

 

En cuanto a los sueldos, la misma legislación estatal establece este agravio. Desde 1823, pero también en la conocida como Ley Moyano de 1857 se fija una asignación menor para las maestras: “Art. 194. Las Maestras tendrán de dotación respectivamente una tercera parte menos de lo señalado á los Maestros”.

Pero los sueldos dependían en última instancia de las disponibilidades de cada ayuntamiento, y de su propio criterio. Así vemos que en Gáldar esta realidad era aún más sangrante pues la maestra no cobraba un tercio menos, sino la mitad o, incluso, poco más de la cuarta parte.

El 20 de junio de 1839 “quedó enterado el cuerpo de un oficio de la Excelentísima Diputación Provincial por el que se desestimaba la petición del ayuntamiento de reducir las rentas de sus empleados y fijando estas en 2250 reales para el secretario, 1800 para el Maestro de primeras letras, 900 para la Maestra de niñas y 360 para el Portero”.

En el presupuesto incluido en el acta del 10 de junio de 1874 se consigna que el sueldo del maestro de la escuela del radio de la población será de 1100 pesetas, el de la maestra del radio y el del maestro del extrarradio, 750.

El sueldo hasta el 30 de junio de ese año era de 815 pesetas para el maestro, y de 243 para la maestra.

 

El contenido de este artículo está extractado del libro Escuelas de primeras letras de Gáldar, de Domingo Oliva Tacoronte, Ayuntamiento de Gáldar, CanariaseBook, 2024.

 

[Img #33206]

 

*El maestro cuya firma reproducimos marcó una época en el municipio, no solo en ese cargo que desempeñó, a partir de 1830, durante más de 4 décadas, sino en otras funciones de variada índole, como síndico procurador, depositario de propios, sanitario durante las epidemias, miembro de la Junta de Beneficencia y la de Sanidad,  comisionado en las obras para la construcción de las Casas Consistoriales, Pósito y Cárcel, agrimensor o albacea testamentario. Continuaría su labor su hijo, Francisco Guillén Morales.

 

Domingo Oliva Tacoronte

Comentar esta noticia

Normas de participación

Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.

Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.

La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad

Normas de Participación

Política de privacidad

Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.102

Todavía no hay comentarios

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.