Microrrelatos. Prefiero morirme
- Escrito por Quico Espino
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Se encontraba en el mundo de los sueños, como si en realidad estuviera viendo una película en la que él era el protagonista. Caminaba por un sendero verde y dorado, encandilado por el reverbero de la luz entre los árboles que jalonaban el camino cuando, de repente, como por ensalmo, vio un duende rojo que saltaba de rama en rama, repitiendo una pregunta:
-¿Quieres ser inmortal?
Se llevó un susto de muerte. De milagro no cayó al suelo alfombrado de hojas. Tambaleándose, pasmado aún, volvió a escuchar la voz de aquel personajillo:
-Te he preguntado que si quieres ser inmortal.
Sacudiendo la cabeza, suspirando, tuvo el deseo de decirse a sí mismo que aquello era un sueño, sintió ganas de despertar, pero también una extraña sensación, una comezón en el vientre, un estremecimiento que evitó mostrar cuando contestó con otra pregunta:
_¿Estás de broma, no?
-Para nada –contestó el duende–. Tengo la venia de mi Señor para hacer que se cumpla tu deseo, si es que quieres ser inmortal.
-¿A cambio de qué? –inquirió el protagonista de aquella aventura onírica, ahora receloso, pensando en que todo tiene un precio. Recordó los casos de Fausto y de Dorian Grey, y le asaltó la sospecha de que el Señor al que se refería el duendecillo no podía ser nada bueno.
-Pues… tendrás que deshacerte de tus sentimientos, no querrás a nadie más que a ti mismo y llenarás tu corazón de indiferencia absoluta hacia la raza humana. Así llegarás a ser todo un potentado.
Entonces, ahora bien seguro de lo que no quería, el personaje soñado se acercó al duende, le dirigió una intensa mirada y, antes de darse la vuelta para seguir su camino, replicó:
-No, gracias. Prefiero morirme.
Me ha encantado...