Microrrelato. "Ella"
- Escrito por Josefa Molina
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- Publicado en Microrrelatos
Ella templaba la mirada en miradas ajenas. Ella recorría las aceras en busca de alegrías. Ella descubría puestas de sol en callejones oscuros. Ella añoraba soledades bajo la sombra del Nublo. Ella repartía abrazos cargados de olvidos. Ella imitaba a las nubes recubiertas de escarcha. Ella vestía sombreros cansados de esperas. Ella perfumaba rincones entre baldas de judías. Ella narraba historias repletas de arena. Ella cruzaba laberintos sin perderse entre los rosales. Ella perforaba los pañuelos con besos de caramelo. Ella cantaba sinfonías con sabor a Vivaldi. Ella dormía esperanzas entre lunas y pinos. Ella susurraba mentiras entre estrellas marinas. Ella convertía almohadas y rezaba por las causas perdidas. Ella adoraba corazones tras postigos entelados. Ella palidecía libros de letras púrpuras. Ella rezumaba ardientes cafés en la tarde fría. Ella sucumbía al lecho de la pasión ceniza. Ella vivía para poder estar viva.
Mil gracias, Juan Dávila, Tino, Txiki y 'mismamente' por pasarse por aquí y leer. Es un honor contar con lectores como ustedes que se acercan los textos de los demás, los leen y, además, invierten su tiempo en dejar comentario. Gracias, y más gracias, siempre resulta alentador el saber que te leen y valoran. ¡Abrazos a todos!
Precioso texto. Con palabras que acarician en esta refrescante prosa poética. Enhorabuena amiga.
¡Magnífico!, gracias Pepa por dejarnos disfrutar de tu excelente trabajo.
Qué diversidad de imágenes en tan descrptivos paisajes humanos. Felicitaciones
Este micro relato esta lleno de un afecto y un cariño de incalculable valor sentimental, -al menos a mi me lo parece- por lo que quiero felicitar a su autora. Soy un asiduo lector de la forma de expresar sus sentimientos en estos pequeños "cortos", que al menos a mi hace recordar tiempo pretéritos, especialmente cuando me reunía con amigos en la Plaza Grande de Guía. La paz y la tranquilidad que sentíamos en aquellos años, nos daba igual que hiciera sol, lloviera o que el viento rugiese de aquella forma tan desaforada. Eran épocas donde la felicidad emanaba de uno mismo, y donde las miserias que hoy vemos no existían, y así eran, nuestro amor y cariño hacia aquellos pocos desfavorecidos se hacía evidente ofreciéndole lo que cada uno podía. La buena forma de escribir siempre satisface a quien escribe y a quien lo lee. Felicidades.-
Mil gracias al diario digital por publicar este texto, 'Ella', en el espacio de microrrelatos. Gracias por el apoyo a la escritura. Espero que les guste a los lectores.