PHOTOTEX: "Confinamiento, lectura y esperanza"
- Escrito por Juan FERRERA GIL
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- Publicado en PHOTOTEX
Cuando el confinamiento se produjo, la ciudad fue cambiando su fisonomía: el paisanaje, tan intrínseco al paisaje urbano, se diluyó como la ciudad encantada que vivió un sueño de cien años.
De repente, las calles fueron sinónimas de soledades. Y en su nueva somnolencia quedaron convertidas casi en un escenario de terror, aunque de día fuera. No llegábamos a dilucidar si estábamos viviendo en una película de Hitchcock o éramos los personajes de un cuento encantado. Ese silencio del principio aún suena en el toque de queda actual. Y así hemos cumplido ya doces meses muy raros, convulsos, distintos. El otro día, al cruzarme con un amigo de toda la vida, sostenía que ya nada sería igual y que el contacto físico, inexistente, claro, se convertirá en una anomalía más que ha venido para quedarse. No supe qué decir. Bueno, sí. Que a mí me gustaría que todo o casi todo volviera a su sitio, que las piezas volvieran a engranarse correctamente en el eslabón correspondiente de la cadena. Ya saben, la normalidad. El despiste actual casi es la nueva norma: a veces me inclino por una idea y, otras, por la contraria. Adaptación se llama. Pero no consigo llegar a ella.
A mí lo que más me duele es la ciudad vacía y callada. Porque, dentro de ese insondable susurro, el dolor se acentúa.
Solo el silencio de la lectura me mantiene.
Eso es: ¡¡el silencio de la lectura es la nueva esperanza!!